¿QUIÉNES SOMOS?

Durante la guerra civil española, muchas personas huyeron del régimen de Franco y tres de ellas fueron mis tías abuelas que se refugiaron en Ciudad de México, donde trabajaron durante años como modistas de personas pudientes. Desde pequeña, visitaba a mis tías y escuchaba fascinada sus historias sobre México, su cultura, y sus rituales. Mientras otros familiares las llamaban brujas y chaladas, yo sentía una profunda conexión con ellas y me prometí que algún día viviría en México.

Finalmente, mi sueño se hizo realidad. Pasé seis meses en México y sentí como si mi alma encontrara su hogar. Viajé por todo el país, conociendo chamanas, curanderas, sanadoras, mujeres medicina y brujas, y en cada encuentro, sentía que pertenecía a su mundo. Aprendí rituales, cantos, comidas y bailes, y descubrí una felicidad y plenitud que nunca había sentido.

Asistí a innumerables ceremonias de cacao, donde cada mujer medicina preparaba el cacao de manera única, llenándolo de su amor y energía. Con cada sorbo, sentía cómo el amor se expandía dentro de mí.

Durante el último mes de mi estancia en México, tuve la inmensa fortuna de que mi amiga del alma, María, viniera a compartir esta maravillosa experiencia conmigo. Juntas continuamos este increíble viaje iniciático en una cultura que venera sus ritos prehispánicos y siente una profunda conexión con Dios a través de la naturaleza y sus plantas sagradas, especialmente el cacao, conocido como ¡el alimento de los dioses!

María y yo llevamos muchos años practicando y difundiendo diferentes terapias energéticas, ayudando a muchas personas a encontrar su equilibrio y bienestar. Hoy, hemos fundado la Escuela del Cacao, donde hemos fusionado los rituales ancestrales con las practicas contemporáneas.

Desde aquí, realizamos ceremonias y formamos a futuros facilitadores, permitiendo que la magia del cacao toque más corazones. Cada ceremonia es un acto de intuición y creatividad, abriendo los corazones a quienes son llamados por el espíritu del cacao.

Este llamado es suave, como un susurro. No esperes trompetas ni fuegos artificiales. Es un sentimiento sutil, una certeza de que quieres estar cerca del cacao. Si sientes esto, ven, te esperamos con los brazos abiertos.

Mercedes

CADARSO

María Socastro

GONZÁLEZ

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